Un poema de Álvaro Mutis, que lleva ese título, es despiadado con los avivatos: "Ahí pasan los listos. Siempre de prisa, alertas, husmeando la más leve oportunidad de poner a prueba sus talentos, sus mañas, su destreza al parecer sin límites (...)". En las campañas electorales, los listos pululan aunque no den la cara.
Presentan ante el público -lo creen incauto- su máscara de ovejita, mientras por dentro afilan fauces: que yo soy el continuador de la política de Seguridad Democrática, dicen, por ejemplo, para hacer olvidar sus descalificaciones al Presidente, sus groseras exigencias de que renunciara, su oposición "filosófica" a la cooperación ciudadana con la autoridad pública. Fue uno de los listos, en su columna de El Espectador, el que inventó la insolencia de que un puente que exigía, reivindicaba y anhelaba todo Córdoba, lo había hecho construir el Presidente para su propio beneficio.
¡Sí!, bien dice el poeta: "Vienen, van, se reúnen, discuten, parten. Sonrientes regresan con renovadas fuerzas. Piensan que han logrado convencer, tornan a sonreír, nos ponen las manos sobre los hombros, nos protegen, nos halagan, despliegan diligentes su abanico de promesas y de nuevo se esfuman como vinieron, con su aura de inocencia satisfecha (...)". Los listos, buscando el favor del voto, dijeron estar dispuestos a combatir a las Farc con igual entusiasmo que Uribe; pero, olvidadizos, se salieron del guión y cuestionaron la legitimidad y la ética de la operación crucial: la de la muerte de 'Reyes' y la confiscación de sus archivos. Ahora, dizque cobrará a Uribe y a Santos su patriotismo y valentía y que si es elegido los extraditará a Ecuador. "¿Por qué no buscaron cooperación con el gobierno del Ecuador?, pregunta. (...) Eso es el arte de gobernar, me hubiera ido a Quito y le presento al Presidente las evidencias de la presencia de 'Reyes' y lo enfrentamos juntos". Ya me imagino la recocha que habrían hecho Correa, Chávez, Larrea, Chauvín y 'Reyes' con ese plan de nuestro Presidente. Un periodista le preguntó que cómo se le había ocurrido amenazar a Santos y a Uribe con extraditarlos a Ecuador: es que no había desayunado, respondió. Por eso dice Mutis de los listos: "Jamás aceptarán que a nadie persuadieron. Porque cruzan por la vida sin haber visto nada, sin haber escuchado nada, sin dudas ni perplejidades (...)".
Los listos proclamaron liquidar el Sena para "redimir a los patronos del insoportable peso de los parafiscales" y predicaron la rebaja tanto del salario mínimo como de la remuneración de los médicos.
Cuando oyeron, otra vez, las exclamaciones furiosas del público, 'buscavotos' como son, mandaron callar a sus genios, futuros premios 'innobel' de economía.
Canta Mutis: "Todo cuidado, toda prudencia, de nada valen con ellos, ni vienen a cuento. Su efímera empresa, al final, ningún daño logra hacernos. Los listos, os lo aseguro, son inofensivos (...) Ignoremos a los listos y dejémoslos transitar al margen de nuestros asuntos y de nuestra natural compasión a mejores fines destinada". Astutos y listos, desprestigian a las figuras de las campañas contrarias: a todos incriminan, urden artículos difamatorios en la extensa red de medios donde pueden influir, que van desde Canadá, pasan por Washington y llegan a la Argentina, en donde una pareja de astutos gobierna. Los listos son ladinos, saben que las infamias deben ser voceadas (o, mejor, vociferadas) por premios Nobel, obispos o poetas; y eso lograron.
El rey de los listos, escribió en su programa presidencial: "Los niños y niñas tienen derecho a ser deseados o deseadas, por lo que es impostergable una política pública en materia de salud sexual y reproductiva" (capítulo 14 numeral 4). ¿Con qué nos saldrá ahora para explicar ese Manifiesto Pederasta? Cuando leí esa barbaridad, dije con Mutis: "De los listos no habla el Sermón de la Montaña. Esta advertencia del Señor debería bastarnos".

Reproducción de la entrevista entre Antanas Mockus y José Gabriel:
Transcripción de la entrevista entre Antanas Mockus y José Gabriel:
[5:52] Pregunta José Gabriel:—Cuando a usted le dice el médico en la clínica o por los exámenes: usted tiene este problema, tiene un parkinson que se inicia, incipiente; usted, yo me imagino, piensa: ¿por qué a mí? Eh...¿usted cree en Dios?—.
[6:12] Responde Antanas Mockus inicialmente:—¡Uy, no me la ponga tan dificil!—; inmediatamente se coloca la mano en la cabeza, cierra los ojos, baja la cabeza: breve silencio. Así se vió al personaje:

Su negro reloj, circular, de pulsera hecha en cuero, manecillas negras y fondo blanco (clásico: tal como me gustan a mí) que marca las 13 horas menos diez, o quizás (con menor probabilidad) las 14 horas menos diez, sugiere o bien que su está descuadrado por más de cuatro horas o bien que la entrevista se transmitió en diferido por la noche. Su oscura y verdosa corbata, punteada, empero, de punticos blancos, combina con su barba. Sin embargo, su expresión facial claramente deja ver al público que está en una situación complicada. La expresividad de Antanas Mockus lo delata.
Luego retomaría la palabra y diría: —Ahoritica salía muy de afán, porque le (...) pues le llegué aquí tarde por las llamadas de radio. Y neitaba [necesitaba] encontrar el libro sobre seguridad en Bogotá por una polémica que se armó en estos días, y...y tenia una idea vaga del sitio de la biblioteca, pero dije: me voy a demorar cuatro o cinco minutos en encontrarlo. Puse la mano así [extiende su mano] y ahí estaba el libro. Ahí dije: eso no tiene explicación terrenal. Obviamente después…yo tengo formación desafortunadamente en matemáticas, y algo en física, y eso tiende a hacerme muy escéptico. Digamos: yo no veo lo sobrenatural. Pero veo la música detrás suyo, me acuerdo de la profesora de Harvard que dice que tengo muchos elementos en común con los artístas y aparece con una coherencia a la que no puedo explicar en términos materiales de física, de matemáticas. Le cuento algo: Peñalosa, Lucho y yo hemos sido acólitos [monaguillos], eh...de jovenes; eso deja alguna huella. Y (...) Yo tiendo a pensar que somos un grupo (...) pues en el interior del cual no caben argumentos religiosos. Cuando estuvimos en Buga fue muy intere-ante [interesante]. La gente nos decía: vengan a la catedral, a la iglesia, Eh...El señor de los milagros. Y entonces le dije (...) un ciudadano hizo un análisis, y le dije: no, no, porque vamos a poner a dios en aprietos y le vamos a pedir tres milagros incompatibles entre sí [y ríe tímidamente]—.
2. Rubiano, el cardenal, defiende a Mockus.
Transcripción de la noticia
Pregunta:—¿cuál cree usted que es un sueldo justo para un médico general?—. Responde Antanas Mockus:—un millón de pesos y, si es administrador público y lograra contratar médicos de la misma calidad por algo menos, probablemente debería hacerlo—.
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