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Día, fecha, hora.

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Eslogan.
Porque hay Otra Objeción hoy.
El 9 de abril de 1947 murió el Luther King Jr. colombiano. Ospina casi fue derrocado: la violencia en colombia estaba en furor. El presidente estadounidense, Marshall, también estaba en Colombia: la verguenza no pudo ser mayor. Hubo quienes vociferaban que había sido Fidel Castro el promotor de los saqueadores, otro decía que habian sido los comunistas colombianos, otra murmuraba que fue la administración conservadora para librarse del rival. Vociferantes, dicientes, murmuradores: el asesino estaba suelto. La violencia, entonces, abrió su cauce luego del magnicidio del líder liberal, Jorge Eliecer Gaitán. Es así, con Sangre, que inicia la historia contemporánea de la República de Colombia. El siguiente rompecabezas es el más extraño rompecabezas en toda la historia de la narratividad.

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Fotografía #1.
La irreverencia es diferente a la objeción, la objeción es diferente a la crítica, la crítica es diferente a la acusación, la acusación es diferente a la calumnia, la calumnia es diferente del asesinato premeditado, el asesinato premeditado es diferente de la reverencia: he ahí la Gran Marcha por el Reconocimiento de la Vida (04 de febrero de 2008). De norte a sur la Avenida Alberto Lleras Camargo (llamada popularmente «Carrera séptima») y de oeste a este la Avenida Chile (llamada popularmente la «Calle setenta y dos»). El pueblo de colombia le dijo N O a la violencia en el Corazón Financiero de la capital de la República de Colombia, esto es, en la intersección de la Carrera séptima con la Calle setenta y dos.

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ARCHIVO DE BORRADORES REALIZADOS.
Junio; 2010.

viernes, 4 de junio de 2010

RECONSTRUCCIÓN FOTOGRÁFICA.

BREVE PRELUDIO
Muy pocos colombianos reconocerían hoy por hoy al líder liberal, Jorge Eliecer Gaitán, que en su tiempo llegó a ser el político, y el gran orador, más popular de toda la República de Colombia. Sin embargo, Jorge Eliecer Gaitán vive hoy entre algunos colombianos anaranjadamente. Hoy circulan en las calles, en los supermercados, en las tiendas, en las fotocopiadoras, en las universidades, en las notarias, en los concesionarios, y en mil otros lugares, dos fotografías con tonalidad predominantemente naranja del líder liberal. A continuación vamos a recordar cómo es una de estas dos fotografías populares que tenemos de primera mano.


RECONSTRUCCIÓN DE LA FOTOGRAFÍA MÁS POPULAR DE JORGE ELIECER GAITÁN


Por lo pronto tenemos un espacio límpido de 9 cm de alto por 7.4 cm de ancho:



Es decir que tenemos esto:



Cuando a nosotros los filósofos nos dicen que Jorge Eliecer Gaitán vivió en un mundo separado por el blanco y por el negro, cuando además nos dicen que el líder liberal se peinaba hacia atrás y que era blanco de piel, nosotros pensamos inmediatamente en esta imagen:



Sin embargo, ¿quién podría a reconocer a Jorge Eliecer sin ojos, nariz, labios, cejas, mejillas, y demás, si sólo tuviese una límpida frente que sustituyera la complejidad de su rostro? La verdad es que recordar a Jorge Eliecer Gaitán nos exige recordar de su fuerte mirada:



Segundo, las dos líneas corvas de donde se sostienen sus pupilas y evitan que éstas se desprendan hacia el piso por efecto de gravedad como lo hacen del manzano cualesquier dos maduras manzanas:



Tercero, sus cejas y de éstas sus sombras:



Cuarto, lo oval del ojo y las sombras derivadas del ovalado:



Incluso también recordamos a Gaitán por la altura de su nariz y por su forma cuasi-puntiaguda:



Pero también lo recordamos por las arrugas faciales que nacían en su nariz y se extendían por sus mejillas, descendiendo por su rostro, hasta el nivel de sus labios:



Recuerde usted, finalmente, sus labios y la sombra que éstos formaban, y obtendrá una fotografía bastante cercana del rostro de Jorge Eliecer Gaitán:



Ésta, una muy precisa fotografía blanquinegra del líder liberal, no es, empero, la que todos los colombianos conocemos. La fotografía que conocemos es más bien diferente, y no es blanquinegra. ¡Reconstruyámosla!

En primer lugar, pintemos la última fotografía, la fotografía base, con el color naranja para darle un poco más de vida:




Ahora coloquemos en las extremidades los campesinos y trabajadores que tanto lo apoyaron:



Ahora vivifiquemos sus ojos:



Vivifiquemos también su cuasi-puntiaguda nariz:



Ahora sus labios:



Ahora su cabello peinado hacia atrás:



Ahora su frente:



Ahora su oreja derecha:



Ahora su otra oreja, su mejilla izquierda y su mentón:



Ahora su otro pómulo:



Ahora detallemos el suroccidente de la fotografía:



Ahora detallemos el oriente de la fotografía:



Ahora ajustemos los errores de encaje al 100% para obtener finalmente la primera fotografía que cotidianamente la mayoría de los colombianos vemos:



Ahora bien, aún algunos pudiéramos dudar, llegados a este punto, ¡pero de verdad vemos esa fotografía diariamente! ¡No es ninguna morbosidad, lo vemos y lo vemos t-o-d-o-s los días!
Si damos un paso hacia atrás:



Y otro:



Y otro más:



Y aún otro más:



En efecto, la fotografía naranja de Jorge Eliecer Gaitán que he reconstruido aparece en el anverso del billete en circulación de mil pesos colombianos: la mayoría de los colombianos tocan un billete de mil pesos colombianos diariamente. Sin embargo, lo más llamativo del billete de mil pesos no es la fotografía de Jorge Eliecer Gaitán, sino el telón de fondo de la fotografía: ahí hay cientos de trabajadores colombianos observándonos:



Esos son los compatriotas con quienes la historia sangrienta y contemporánea de nuestra república inició a mediados del siglo XX.

En efecto, en el reverso del billete de mil pesos colombianos, que hoy, 4 de Junio de 2010, circula en Colombia, tiene una petición de Gaitán para que nosotros los colombianos no nos fijemos en él, sino en la ciudadanía, siempre que nos percatemos cuidadosamente del billete de mil pesos:




Dice: Yo no soy un hombre, soy un pueblo; el pueblo es superior a sus dirigentes. E inmediatamente se coloca la firma de Jorge Eliecer Gaitán:



Hay quienes ven todavía en el billete de mil pesos a Gaitán, pero no ven los trabajadores, alfareros, vendedores, carpinteros, campesinos, y demás fuerza, que lo acompañaron:

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