Acto Segundo, Escena Primera: Polonio manda a un espía a Francia, Reinaldo, para que averigüe las costumbres parisinas que rodean a su hijo, Laertes. Pero llegados a la mitad de la Escena sale Reinaldo y marcha para Francia según las instrucciones del vetusto Polonio, e inmediatamente después entra Ofelia. Ofelia le cuenta a su padre que fue Hamlet a su encuentro, estando ella en su aposento cosiendo, con desdeñable presentación, deshecho, sumido en dolor, etcétera. Polonio resolverá ver al rey, habiendo determinado que el príncipe Hamlet padecía del delirio de amar, y que amaba enfermizamente a su hija, la virgen Ofelia. Conjetura Polonio, entonces, que Hamlet se ha vuelto loco por su hija, debido a que ésta rechaza sus cartas y no le permite acceso a sí misma. Polonio, pues, resolverá contarle al rey que es presumiblemente el amor la causa de la demencia del príncipe. Así termina la Escena Primera.
Acto Segundo, Escena Segunda: abre la Escena la Trompetería Real, entran sus Majestades y otros.
Escuchad la Magnánima Trompetería que abre esta Escena:
La Magnánima Trompetería dará entrada a sus Majestades, y éstas concurrirán a tres reuniones diferentes antes de salir de la Escena.
Misión Real
En primer lugar, Sus Majestades se reúnen con Rosencrantz y Guildenstern, dos muy cercanos amigos del príncipe Hamlet, para pedirles que indagasen la causa de las aflicciones del príncipe para que pudieren resolver los Reyes dicha causa, exitósamente la causa esclarecida.
Éxito diplomático de Dinamarca
En segundo lugar, entra Polonio en Escena y se dirige al Rey. Polonio tiene una certeza que quiere compartir con Sus Majestades: I have found the very cause of Hamlet’s lunacy, he descubierto la verdadera causa de la locura de Hamlet. El Rey impaciente lo exhorta a hablar, pero Polonio prefiere que el Rey atienda primero en audiencia a los Emisarios que llegan con buenas nuevas. En la Segunda Escena del Primer Acto el Rey ha enviado a dos Emisarios al encuentro del tío del joven Fóntinbras, ahora éstos en la Segunda Escena del Segundo Acto retornan. Estos emisarios le cuentan al Rey que el enemigo del reino, el joven Fórtinbras, fue arrestado por mando de su tío, habiendo descubierto éste que su sobrino pretendía atentar con armas contra la Majestad, el Rey Noruego. Arrestado, entonces, cuentan también, recibió una reprimenda por parte de su tío; aunque éste aflojaría un poco y le conferiría facultades para que se fuera en armas en contra de los polacos. El Rey de Noruega, el vetusto tío de Fórtinbras, además solicita al Rey de Dinamarca que les sean concedidas a sus tropas paso por los dominios daneses. El Rey agradece a sus Emisarios por su excelente labor, los invita al convite nocturno y los despide: además es de su parecer conceder el permiso de tránsito de las tropas noruegas por su territorio.
Conjetura revelada del viejo Polonio.
En tercer lugar, habiendo salido los emisarios, vuelven a quedar solos Sus Majestades y el vetusto Polonio, padre de Ofelia. Lo más interesante del parlamento es que el vetusto Polonio llegará a leerles una carta de amor que el príncipe Hamlet hubo escrito a su hija, para así intentar evidenciar que la causa de la presunta demencia de Hamlet es nada más sino el amor. Fijémonos en la carta:
To the celestial, and my soul’s idol, the most beautified Ophelia.
[A la celestial, e ídolo de mi alma, la más embellecida, Ofelia.]
In her excellent white bosom, these, &c.
[En su excelso y níveo seno, estas, etc.]
Doubt thou the stars are fire;
[Duda tú que los Astros tengan fuego;]
Doubt that the sun doth move;
[Duda tú que el sol haga mudanza;]
Doubt truth to be a liar;
[Duda que la verdad sea engañosa;]
But never doubt I love.
[Pero nunca dudes que yo ame].
[Pero nunca dudes que yo ame].
O dear Ophelia! I am ill at these numbers:
[¡Oh, querida Ofelia! Estoy herido con estos versos:]
I have not art to reckon my groans; but that I love thee best, O most best! believe it. Adieu.
[Carezco de arte para estimar mis suspiros; pero que yo te amo mucho, ¡Oh, sumamente mucho!: créelo. Adiós.]
Thine evermore, most dear lady, whilst this machine is to him, HAMLET
[Tuyo por siempre, mi más adorada dama, mientras esta máquina sea suya: Hamlet].
Además de leerles esa carta de amor que Hamlet remitió a la virgen Ofelia el vetusto Polonio les cuenta a las Majestades que él mismo le dijo a su hija, Ofelia, que Hamlet era un príncipe y que sería, consiguientemente, imposible ese amorío, y que él mismo le ordenó a Ofelia, su hija, que se le negara al príncipe, ni admitiera sus mensajes ni presentes. Polonio, entonces, expone su conjetura: Hamlet, viéndose desdeñado por la virgen, cayó en melancolía, inapetencia, insomnio, abatimiento, delirio. La Reina consiente en que esa conjetura tiene alta probabilidad. Más allá de eso el vetusto Polonio les propone a las Majestades indagar el asunto a fondo, y concretamente propone reunir a Hamlet y a Ofelia en la galería, sitio que frecuenta Hamlet, y que esa reunión sea vigilada por las Majestades y el proponente mismo afín de constatar cuánto es el amor del príncipe Hamlet para con la virgen.
Parte del Acto Segundo con Hamlet.
Habiendo expuesto su propuesta el vetusto Polonio, la Reina advierte que Hamlet está aproximándose con tristeza mientras lee un librillo. Entonces Polonio solicita a las Majestades que se retiren y dejen que él solo vaya al encuentro del príncipe. El siguiente es el diálogo entre el vetusto Polonio y el príncipe Hamlet, y luego el diálogo entre Hamlet y sus amigos, y luego el diálogo otra vez con Polonio, y finalmente su famosísimo soliloquio que da termino al Segundo Acto:
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